Narciso era un joven muy bello, pero que mostraba una actitud altiva y egoísta hacia los muchachos y muchachas que le pretendían. Liríope, preocupada por su hijo, preguntó a Tiresias, uno de los adivinos más famosos, si Narciso llegaría a viejo y el adivino le contestó “si no se conociere”.
Un día, Narciso fue a cazar y Eco, una ninfa que vivía a orillas del río Cefeso, en cuanto lo vio, se enamoró de él al instante y comenzó a seguir al joven a hurtadillas, amándole cada vez más. Deseó hablar con él pero no podía.
Y es que tiempo atrás, Eco, para evitar que sus compañeras las ninfas fueran capturadas por Hera mientras yacían con Zeus, distraía a la diosa con largas pláticas. Cuando Hera descubrió el engaño castigó a Eco condenándola a no poder hablar, salvo para repetir las últimas palabras que oía decir a otros.
Por eso Eco, escondida, esperó a que el joven dijera algo. Pero este no pronunció palabra hasta que, al cabo de un rato, se dio cuenta de que había alguien cerca de él, pero a quien no podía ver y preguntó:
―¿Hay alguien ahí?
Entonces Eco respondió:
―Ahí.
Narciso, muy sorprendido, continuó haciéndole preguntas, pero Eco tan solo repetía lo último que él decía. El joven, sentía mucha curiosidad por saber de quien se trataba y finalmente gritó:
―¡Ven!
Eco contestó con la misma palabra y para satisfacer la petición de Narciso salió de su escondite dispuesta a abrazarlo. Sin embargo, Narciso la rechazó y la ninfa, destrozada, huyó y se ocultó dentro de una cueva donde el dolor la fue consumiendo poco a poco, hasta que lo único que quedó de ella fue su voz, que seguía repitiendo las últimas palabras que las personas decían.
Narciso ya había sido advertido por el adivino Tiresias, de que jamás debía ver su propio rostro. Pero un día, el joven fue a beber a una fuente y al ver el reflejo de su propia imagen, se enamoró de sí mismo. Tanto le gustó su reflejo que quiso besarlo y abrazarlo, pero al inclinarse sobre el agua se cayó y se ahogó.
De su cuerpo nació una flor que llevaría su nombre: el narciso, que simboliza la belleza carente de sentimientos.
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Créditos: La imagen superior corresponde al cuadro Echo and Narcissus, de John William Waterhouse. Descargada en Google Art Project.
Nota: Este mito lo he narrado a partir de varias fuentes que están indicadas a continuación.
Bibliografía
Yagüe Narváez, G. El mito de Narciso y Eco. Recuperado el 24 de junio de 2024, de https://descubrirlahistoria.es/wp-content/uploads/2015/09/DlH3_Mitologia.pdf
Ovidio. Narciso y Eco. Las metamorfosis, Libro III. Recuperado el 24 de junio de 2024, de https://web.seducoahuila.gob.mx/biblioweb/upload/Ovidio-Metamorfosis-bilingue.pdf
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Hard, R. (2009). El gran libro de la mitología griega: Basado en el manual de mitología griega de H. J. Rose. La esfera de los libros S.L.
Escobedo, J.C. (2011). Enciclopedia de la mitología. Editorial De Vecchi, S.A.
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