En el monte del Olimpo, vivían los dioses y las diosas en magníficos palacios. Bajo ellos, la Tierra permanecía desolada y sin vida. Hasta que Zeus, el soberano del Universo, ordenó a los dos titanes Epimeteo y Prometeo que la poblasen. Así, Epimeteo creó a los animales, mientras que su hermano Prometeo, utilizando barro, modeló a los hombres a imagen de los dioses.
Después Zeus le entregó a Epimeteo los diferentes regalos de los dioses para que los repartiera entre las diferentes criaturas. Los regalos eran diferentes dones (velocidad, capacidad de volar, fuerza, etc.) que Epimeteo distribuyó primero entre los animales. Pero cuando le tocó conceder un don a los hombres, ya no le quedaba ninguno más. Esto les condenó a ser la especie más desvalida de todas.
Prometeo, conmovido por esta situación, robó el fuego del taller de Hefesto y Atenea y se lo llevó a los hombres como regalo. Cuando Zeus se enteró de lo que había hecho el titán, le castigó. Ordenó que lo llevasen muy lejos y lo encadenasen a una piedra, después Zeus envió un águila para que se comiera el hígado de Prometeo. Cada noche el hígado volvía a crecer y el águila regresaba torturando a Prometeo. Tuvo que pasar mucho tiempo hasta que al fin apareció Hércules y liberó a al martirizado titán.
Pero Zeus no solo castigó a Prometeo sino que urdió un plan para castigar también a toda la humanidad. Lo primero que hizo fue ordenarle a Hefesto que creara a la primera mujer a partir del barro. Una vez fue creada, los dioses y las diosas la colmaron de dones: Afrodita le concedió la belleza; Atenea la sabiduría; Hermes la elocuencia y el ingenio; las Horas y las Gracias, el encanto de la vestimenta y los movimientos. Por eso fue llamada Pandora que significa “todos los dones” y Zeus se la ofreció como esposa a Epimeteo.
A pesar de que Prometeo le había advertido a su hermano que no aceptara ningún regalo de Zeus, Epimeteo no pudo resistirse ante la belleza y gracia de Pandora y la aceptó como esposa. Zeus entonces, le entregó una caja a la mujer ordenándole que no la abriera nunca. Después ordenó a Hermes que llevara a Pandora con Epimeteo.
Tras casarse, Epimeteo y Pandora se alojaron en la Tierra. Pasó algún tiempo, pero Pandora no pudo resistir la curiosidad que sentía por ver el contenido de la caja y la abrió. Entonces escaparon todos los males (la enfermedad, el dolor, la muerte, la ira…) que se esparcieron por la Tierra afectando a la humanidad. Pandora aterrada, trató de volver a cerrar la caja lo más rápido que pudo, pero en su interior tan solo quedó la esperanza.
Nota: En la Grecia clásica la esperanza era considerada un mal, ya que esperar es estar siempre en falta de algo, es carecer, es desear lo que no se tiene, es sentir insatisfacción. Sin embargo, en la actualidad se considera un bien puesto que la esperanza nos ayuda a superar situaciones difíciles. De esta visión positiva aplicada al mito proviene el dicho: “La esperanza es lo último que se pierde”.
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Créditos: La pintura compartida se titula Pandora y es obra de John William Waterhouse. Descargada en Wikipedia.
Fuentes:
Cartwright, M. (2013). Prometeo. Recuperado el 04 de agosto de 2024, de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-11877/prometeo/
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Prometeo y el fuego. La caja de pandora. Recuperado el 04 de agosto de 2024, de https://sites.google.com/view/constelacionesliterarias-eso/el-castigo-a-debate/prometeo-y-pandora
Morales, A. (2018). La desgracia de la esperanza. Recuperado el 04 de agosto de 2024, de https://www.psyciencia.com/la-desgracia-de-la-esperanza/
Solé, J. (2022). Los mitos griegos y nosotros. Viaje a los cimientos de la civilización occidental. Shackletonbooks S.L.
Escobedo, J.C. (2011). Enciclopedia de la mitología. Editorial De Vecchi, S.A.









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